EL PEOR FINAL, EL MENOS ESPERADO

martes, 22 de junio de 2010

Largamos mal, la Comisión de regatas nos habilita, viramos, cazamos todo, todos a la banda y el Gatusso sale disparado, la flota a lo lejos, recibía fuertes rachas del sur que soplaba. Sentíamos buena velocidad, y nos acercábamos rápido. Ya estábamos cerca de la flota cuando, de pronto empezamos a perder velocidad, en eso vemos que el mástil comenzaba a curvarse hacia sotavento, y de pronto, zafa el tensor del obenque bajo y PUM, se dobla el mástil y cae todo al agua. Ante los primeros segundos de confusión, lo único que hago es preguntar si nadie se lastimó y pido tranquilidad a los tripulantes. Estamos todos bien por suerte. Se acerca Pedro M. y Mingo con el gomón y le avisamos que estamos bien y q regresamos a motor a Formosa. Empezamos a ver como levantar las velas y el palo. Nico se tira al agua y nos ayuda a Evelina y a mi, mientras Emilio timonea al Gatusso herido. Con mucho esfuerzo levantamos todo, prendemos motor y subimos hacia el puerto de Formosa. Silencio total (mortal), no salen palabras, interrumpido apenás por el sonido ronco del 9,9 que nos llevaba al puerto. Cielo gris, todo gris, El Imperio del Gris. Fin de nuestra regata.

Todo había comenzado con mucho estusiasmo hace casi 2 meses y medio cuando sacamos al Gatusso del agua, para prepararnos. Todo a pulmón, lijamos el fondo, reparamos la orza, cambiamos driza, lo pintamos, lo llevamos por trailer a Formosa y lo botamos el jueves antes de la regata. En estos 2 renglones muy resumido, no caben los detalles de la enorme cantidad de horas dedicadas, entre nuestros compromisos personales, la cantidad de gente que colaboró y a la que molesté en demasía para que nos ayuden, el apoyo de mi familia, y la cantidad de inconvenientes que debimos sortear. Lo importante era llegar con el barco a Formosa.

Y allá fuimos. El viernes a la tarde cuando vamos a levantar el palo, Emilio se da cuenta que nos falta el obenque bajo de estribor. Buscamos por todos lados para ver si cayó al camalotal, pero no lo encontramos. A la mañana cuando prepararon todo el palo, Nico revisó y adujó todo y estaba completo. Alguien que pasó por el muelle, nos sacó. Inexplicable. Solo nos queda levantar el palo y venir paisajeando con un obenque menos. Después de tanto esfuerzo, no es justo. Levantamos el palo y con un cabo con alma de acero improvisamos el obenque bajo. Colocamos un tensor también improvisado y trimamos el palo. El sábado a la mañana somos los últimos en dejar el muelle, porque lo teníamos al gomón de la Comisión de regatas abarloado al Gatusso. Zarpamos y empezamos a prepararnos para la travesía. Pero nos duró poco.

Solo esperamos repararlo cuanto antes y volver a navegar cuanto antes, porque ya extrañamos bastante.